Toda persona que acaba de separarse debe hacer un viaje sola y a la playa

PRIMER DIA Dormí poco. Me dormí tarde y tipo 5 estuve despierta un rato. Luego me despertó la vecina insultando a su marido. Tengo que aclarar que el domingo también ella fue responsable de que no haya descansado bien. Esta vez fue con la misa a todo volumen. Es sorda y rompe pelotas. A las 7 ya despierta, sonó el despertador. Luego de unos mates y otros detalles me fuí. Suelo ir al aeropuerto en una empresa de taxis económicos pero esta vez quise viajar en metro. Tomé la linea 6. Calurosa, profunda y lenta. Combiné con la 9 y de golpe se llenó. Todos apretados como el ganado pegajoso. En el fondo del vagón había un hombre parecido a Bruce Lee pero alto, vigilando. Junto a mí había un niño con mochila, acné y claustrofobia. La peruana de baja estatura me calmaba con su paz inca. Yo transpiraba mientras me preguntaba porque justo en mi viaje de “placer” me había tomado el metro para ir a la desperdiciada T4. En los transbordos me volví a topar con esas escaleras mecánicas para los que bajan, junto a escaleras fijas para los que subimos con maletas y así jodernos mas la vida. En Colombia combiné con la 8, la vida color rosa, no va mucha gente al aeropuerto (en metro), así que empecé a respirar. En hora pico matutina, saque una pera de mi bolso. Estaba podrida. En la estación Barajas recordé mi amor y placer por viajar, la sensación de que es natural, de que no podría ser de otro modo en mi caso. Hice el ckeckin en los puestos automáticos y me tomé una manzanilla y dos sandwich de miga en Rodilla. Pensé que me comería 80000. De hecho matar la pena comiendo es una opción viable, concreta, práctica. Después está el temita de engordar pero tengo que establecer prioridades y en este momento decido que comer me viene mejor. Junto a mi se sentó un chico con café con leche, un bocadillo de queso de cabra y un croisant de jamón y queso (mejor elección que mis sándwich de miga de morondanga). Enfrente de mi mesa había un hombre igual que yo mirando para el alla. Pensé que por su edad la separación había sido lenta y desgastante, con hijos de por medio. Al marcharme le deseé en secreto una bonita vida. Subí al avión y sonaba Vivaldi relajándome. Me senté en la salida de emergencia. Llegué a Ibiza rápido. Está allado. Alquilé una moto y me vine al hotel. Me comí una hamburguesa junto a la piscina. Me sentí incómoda rodeada de ingleses. Dudé todo el tiempo de esta elección popera. Me fuí por las rutas a perderme. Me costó pero lo logré. Encontré una calita y me tiré a chupar el sol sola. A partir de ahí toda la calma llegó con velocidad. Dormí un poco, leí, oriné, me fuí. Fui a una gasolinera y apareció un deforme frente a mí ofreciéndome una bebida llamada Monster. Tenía los pelos parados, unas gafas de mosca excitada y una expresión de “te traigo algo con lo que vas a flipar!”. Le dije que no era muy amiga de ese tipo de bebidas energéticas y me dice que la guarde y la pruebe luego y con un gesto de espectáculo “que por la noche se mezcla muy bien”. Parecía haber nacido en una discoteca. Luego de pagar me lo crucé de nuevo, iba en una camioneta con calcomanías de fuego y música electrónica a todo volumen. Me dio asco. Volví al hotel, dormí una siesta. Soñé con cóndores de unos 3 metros de altura que pasaban junto a mi. Yo de alguna manera me volvía como ellos y despegaba. Salí al famoso “Café del mar” a ver el atardecer. Sobre el mar pasaba una lancha llamada “power” o algo asi, de la misma maternidad que el Monster aquel. Me fui hasta el final del paseo y me tome una caña exquisita mientras miraba el sol partir. Entendí porque puede detenerme, porque es de fuego y yo mirando el fuego, es una de las pocas cosas que me hipnotizan, que me relajan de verdad. El sol de fuego se fue sobre el mar y pensé que estamos girando y que mi vida sobre el mundo también gira y que las lineas ya se van a ordenar. Volviendo cené y me encontré con una colega con quien hacía performances aéreas cuando recién llegué a España. Tal vez el jueves me voy a su clase a hacer telas. Tal vez. Ya no tengo dudas. Le elección fue perfecta. De hecho estoy segura que toda persona que acaba de separarse debe hacer un viaje sola y de posible a la playa.

Tonta y sola en ibiza from tontaysola on Vimeo.